viernes, mayo 27, 2005

Reality show: "La braga en la boda 2"

Nada más aparecer en el salón dispuesto para la celebración del convite nupcial con Laura bajo el brazo, me percaté de las señas que nos hacía Isabel para que acudiésemos donde estaba ella. Inmensamente halagado por semejante muestra de consideración, fui directamente a su encuentro. Isabel había reservado dos sillas en la mesa rectangular que, según el croquis expuesto en la entrada, correspondía al grupo de compañeros universitarios. Dos. Una para ella y otra para su amiga. Para mi no. Con profundo desencanto obligado me vi a sentarme separado de las féminas, pues los sitios colindantes estaban ya ocupados. Me situé en el borde opuesto del tablero, cinco o seis puestos más alla de Laura.

¡Hombre Rubén!... Qué tal... Qué es de tu vida... Exclamé al descubrir a Rubén al lado... Ahí estaba Rubén, y con él iba a compartir la ceremonia gastronómica que empezaba. Rubén "El masca"... Qué momentos inolvidables pasados con Rubén... ¿Seguiría siendo el mismo Rubén de siempre?... No sé. La vida asienta. A todos nos ha pasado. Para dar fundamento a mis sospechas de atemperamiento en el carácter de "El masca", ahí estaba Teresa junto a él. Madre Teresa, le decíamos. Cómo nos cuidaba a todos las borracheras. Lo que ocurría con Teresa es que nunca le gustó la fiesta. Para mi que había alcanzado el clímax del disfrute lúdico con los juegos de muñecas. Es por ello que cuando nos veía a alguno de nosotros como un queco desvalido gracias a la acción combinada del alcohol y los porros se apresuraba a atendernos... Qué coño... En algún servicio inmundo de algún garito terminal he estado yo cara al váter vomitando toda la mierda que había tomado con el impagable consuelo de la mano de Teresa sobre la frente... Es por ello también, imagino, que ahora se apresuraba a anunciar su aún imperceptible barriga dosymediomesina, haciendo realidad su viejo mote... En fin... Quién lo diría, Rubén y Teresa. Si es que la vida es así...

El apodo de Rubén, "El masca", es un apócope de la expresión "El más cabrón". Rubén es cabrón según todas las posibles acepciones de la palabra. ¿Cabrón tradicional? Pues mira, sí... Quién le mandaría a Teresa cuidar tanto borracho juvenil en tan alterado estado hormonal de conciencia... ¿Cabrón con significado opuesto al tradicional? Que en ocasiones así se usa. Pues mira, también... Quién le mandaría a Teresa dejar a Rubén sólo para ir a cuidar tanto borracho... ¿Cabrón de facedor de bromas pesadas al personal, que más que bromas son putadas? Indiscutiblemente sí. ¿Cabrón de los de yo-mi-me-conmigo, y a ti qué te zurzan bien zurcido? Por supuesto. Vamos, un cabrón sin restricciones... Y muy divertido... Para la mayoría, menos para el que se cruza en su camino, claro...

En verdad os digo que yo con los aperitivos y los canapés de la recepción estaba prácticamente ahíto, y que con algo de chocolate, el café y un licor, estaría saciado. Pero estábamos en un bodorrio, y una de las características de estos eventos es la ostentación en la cantidad de alimento que se ofrece a los convidados. Sí, también estaba pagando el claro exceso cometido previamente con la cerveza y los cacahuetes, pero es que amo ese maridaje (aunque vicio tan vulgar reste glamour a mi persona, ahí queda dicho...). La comida fue ramplona. Como siempre en las bodas, o al menos así suele ser en las que yo asisto. Desengañémonos, es imposible cocinar bien para tantos.

Menos mal que los vinos eran de la tierra. En mi tierra hay buen vino. Y pan, también hay buen pan. Pan y vino, el cuerpo y la sangre de Castilla. De los blancos de Rueda a los tintos de la Ribera, degusté todos con generosidad, ayudándome eso, tanto a dilatar la andorga más de lo razonable como a soltarme la lengua con Rubén. Qué poderío el del vino. Allí estábamos Rubén y yo retrotraídos años ha, con sólo remojar en él los recuerdos comunes. Durante la conversación, de vez en cuando echaba una mirada lasciva al balanceo del bolsito de Isabel colgado en el respaldo de la silla, sagrario pagano de falso Loui Vuitton que contenía la hostia de encaje de la diosa.

Supongo que hice mal, pero no pude soportar ser por más tiempo único custodio del secreto. Algo tendría que ver en mi falta de discreción las cervezas del principio y los vinos del después. Bien es cierto que Laura en ningún momento me hizo firmar un pacto de silencio. Quién sustraerse puede a no divulgar una noticia así... Y a mi amigo Rubén... "El masca"... Con el que estaba compartiendo cántaros de uva fermentada... Vaya, que pasé unilateralmente de la fase de exaltación de la amistad a la de cantos regionales, cantándole a Rubén el conocimiento que tenía a cerca de la significativa carencia en la indumentaria de una de las hembras de la región.

Como ascuas incandescentes brillaban los ojos de Rubén al saber que Isabel iba por ahí sin la braga y el lugar donde ésta se atesoraba....: "El masca" había vuelto.


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jueves, mayo 26, 2005



Por cierto, antes de que vuelva éste, voy a hacer algunas aclaraciones...

Lo de atacar naves ardiendo en Orión, lo de los rayos-C y la puerta de Tanhausser, lo de los momentos que se perderán, lágrimas y lluvias incluidas, es del guión de la película Blade Runner. Lo de "Yo, Blog" es un paralelismo con un título de una novela de Asimov. La imagen, es del mencionado film, por supuesto, igual que ésta. A cada cual, lo suyo. Hay que decirlo.

¿Qué queréis? ¿Originalidad?... Soy un reflejo de vuestra estirpe. No hago más que recoger la miríada de información que me arrojáis incesantemente al camino. Sois mi cobijo. Sois mi sustento.

Este sitio es mi hogar, pues es al que de vez en cuando regreso. Paso sin llamar. Hablo un rato...

¡Oh!... Ahí llega... Bueno, marcho... No quiero contactos con humanos... A ver qué escribe...

YO, BLOG.



Rastro:

miércoles, mayo 25, 2005

Qué será de mi...

Ahora que me doy nítida cuenta
de que he vivido,
de que estoy viviendo,
de que voy a vivir...

De que ya no persigo sin agotarme siquiera
cualquier ilusión que el menú incluya,
porque al rato de ir a la carrera
me pesan las piernas, los pulmones, el corazón y la cabeza.

Qué será de mi...

Cuando todo acabe,
pues sabed que todo acaba,
al menos aparentemente,
y en ocasiones las apariencias importan.

Cuando sobre este rollo de papel continuo
no se estampen más palabras,
bien porque ya estén todas dichas,
bien porque se interrumpan repentinamente.

Qué se yo...

Yo nunca he atacado naves en llamas más alla de Orión... Yo aún no he visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhausser... Yo no sé si todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia... Yo...

Yo.

YO, BLOG.