viernes, julio 15, 2005

Reality show: "La braga en la boda 3"

Cómo me estaba arrepintiendo de habérselo contado a "El masca". Consciente del mecanismo sin retorno iniciado al informarle de la situación que se vivía bajo la falda de Isabel, me esforcé en desviar la conversación a una temática neutra, desconectada de la anécdota en cuestión, para ver si conseguía dirigir los pensamientos de mi compañero más allá de la lencería ajena. Inútil, prácticamente entablaba un monólogo. Y es que Rubén ya no atendía a razones, su cerebro únicamente generaba ondas theta, estaba donde sólo llegan los iluminados, y en ese estado de consciencia uno no está para escuchar trivialidades. ¡Ay madre! Su expresión no presagiaba nada bueno.

La victoria es de los audaces, o dicho en lengua romance, quién quiera peces que se moje el culo. Ya servido el café y los chupitos, la desbragada y su amiga volvieron a marchar juntas al baño. Azares de la vida diréis, pero el caso es que Isabel no se llevó consigo el bolso, puede que no hiciese falta, la verdad es que los servicios de la instalación hotelera estaban bien pulcros y bien abastecidos de consumibles higiénicos. En ese momento "El masca" saltó, como un depredador absoluto, sobre su presa.

Rubén llevaba sin fumar dos años, así me lo había asegurado en el transcurso de nuestra charla, sin embargo me cogió un cigarrillo de la cajetilla que tenía sobre la mesa, se lo puso en los labios y se acercó a pedir fuego a Eusebín. Eusebio nunca había fumado, ergo no pudo satisfacerle, pero estaba situado al lado de la silla que Isabel había dejado vacante momentáneamente para atender su fisiología. Isabel sí fumaba, por lo que "El masca", no sin comunicar previamente a Eusebio sus sanas intenciones, decidió buscar él mismo un encendedor en el bolso de la reconocida fumadora, profanando para ello el santuario que colgaba ufano del respaldo. "El masca" encontró lo que quería, algo dijo a Eusebio, dio media vuelta, con el puño de la mano fuertemente cerrado se acercó a mí, parecía no tocar el suelo con los pies, mientras se alejaba andando del lugar de los hechos hizo una veloz maniobra con la mano que transportaba la carga, cambió el mechero a la otra y la introdujo, aun cerrada, en el bolsillo del pantalón, para volverla a sacar abierta. Llegado a mi altura se inclinó ante mi, ofreciéndome lumbre con una sonrisa metafísica en el rostro, ante semejante indirecta tuve que coger un cigarro, primero prendió el mio y luego el suyo. Terminada la representación regresó al puesto de Isabel, ésta ya había vuelto, con la sangre a una temperatura de cero grados kelvin devolvió el encendedor a su dueña, observé como, antes de volver, se demoró unos minutos bromeando con ella, tras el compadreo retornó a su asiento.

Ahí tenía sentado a mi vera a "El masca", en trance y con las bragas de Isabel en el bolsillo.

Sabio es aquel que sabe retirarse a tiempo. Sin embargo suele suceder que el transcurrir trepidante y favorable de los acontecimientos nubla el juicio, envalentonando en exceso. Es lo único que puedo decir para explicar los sucesos que presencié. Realmente, cuando alguien apuesta el riesgo de recaer en el vicio que alimenta su futuro cáncer de pulmón por una causa, no hay retirada posible. No obstante, echando hoy la vista atrás, valoro lo sucedido con la objetividad que confiere la distancia, analizo frases y gestos suyos durante la larga conversación que mantuvimos en el banquete, y concluyo en un Rubén entonando su canto particular del cisne: la juventud perdida, un bebé a las puertas, la inestabilidad laboral provocada por la absorción de su empresa por una multinacional, Teresa bajo la dictadura de las hormonas... Como una sirena-mantis, "El masca" sedujo a Rubén a realizar con él un último acto concupiscente, la última bocanada profunda antes de la inmersión. Rubén aceptó la proposición indecente sin caer en la cuenta de que "El masca" le iba a devorar al mismo tiempo que copulaban.


Precede:

http://lavidapublica.blogspot.com/2005/04/reality-show-la-braga-en-la-boda.html

lunes, julio 11, 2005

Reality show: "La balada del hombre asustado"

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado.

El hombre asustado está donde está por causas ajenas a su voluntad. Hijo de un director regional, hermano de una popular escritora, primogénito heredero. Obtuvo el típico título gracias al peso de unos apellidos o a poder permitirse la inexorabilidad del tiempo; si no marchó allende, o aquende, los mares para comprar uno atípico en el zoco académico; o convalidó sin más los estudios reglados con su paso por la universidad de la experiencia... En fin... Quién tiene padrino se bautiza... Vale... Tranquilos... Dejad de gruñir. Ocultad los dientes... Lo sé, quién esté libre de pecado que tire la primera piedra. Cómo echar en cara a los miembros más influyentes del clan que miren por el bienestar de su gente, es humano... Ya... Pero es que además, a éste le viene grande el puesto.

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado.

El hombre asustado está donde está porque fue más rápido, más alto y más fuerte. Todo un campeón, un depredador de empresa. No debe nada a nadie. Ningún congénere se atrevía a cuestionar su liderazgo. Impresionaba verle andar por el paseo de las estrellas con una camarilla al rabo coreándole los triunfos. Al principio ni siquiera se percató de los errores. Después los achacó a la ineptitud de los demás. Cuando se encontró en el origen del problema lo tildó de pasajero. Hasta que ante la persistencia de los síntomas hubo de reconocer que le fallaban las fuerzas, que era macho viejo... Él... Con lo que había sido... No daba crédito... Ahora le merodea la competencia...

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado.

El hombre asustado está donde está porque también existe la suerte. Aceptó el peor destino porque no le quedó más remedio. Fue desembarcar en el puerto y asistir a una insólita mejora de las condiciones meteorológicas. Parásito del principio causa-efecto, alcanzó la gloria por el mero echo de estar en el lugar y momento convenientes. Pero no se puede tener suerte todo el tiempo. Él es consciente. Y sabe que no va a poder repetir jamás la marca obtenida por mucho que se esfuerce, es improbable que soplen otra vez tan favorables vientos...

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado.

El hombre asustado es muy desgraciado. Batallando por continuar sentado en la poltrona aunque no le lleguen los pies al suelo. Vive en un sin vivir perpetuo, te vuelve loco con sus nervios. Todo ese dolor cierto le sirve de justificación para joder al prójimo todo lo que quiera, o de venda, para ignorar el daño que provoca a su alrededor cuando intenta salvarse de la quema.

Estoy sentado un día más frente al hombre asustado, departiendo en su despacho. Le actualizo los asuntos pendientes, le planteo posibles decisiones que sólo de él dependen. No se entera, está atenazado. Me suelta cuatro generalidades que no arreglan nada, que únicamente posponen los problemas. ¡Ay madre!... Como siempre termino decidiendo que ya me buscaré la vida para solucionarlo a mi manera, si sale bien, se pondrá él la medalla, si sale mal, me caerá a mi el chorreo. De momento me salvo porque le estoy sacando las castañas del fuego, pero alguna vez fallaré, todos nos equivocamos... Al salir de la reunión lo único que tengo claro es la imagen de unos enormes ojos patéticos. Él sabe que lo sé. Ése es mi poder y mi sentencia. No hay nada más peligroso que un animal herido. Si caigo al agua no será su mano la que arroje el salvavidas.

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado.

¡Eh! Hombre asustado... ¿Es qué no lo sabes?: en la cárcel con miedo estás muerto. No te aflijas: sólo es status, sólo es dinero. Deja de temblar por los tuyos: sólo te quieren a ti, les sobre el resto.

Hombre asustado... Qué malo es el miedo... Qué entendible en ocasiones... Pero qué malo... Qué mezquindades hace cometer... Hombre asustado... Cómo envilece...

Y tú qué: ¿asustado?... Ten cuidado, hombre... Eres de barro... El fango es barro empapado de miedo... A ver... Déjame adivinar: estás donde estás porque tuviste algo de enchufe, algo de saber hacer y algo de suerte... ¡Huy, huy, huy!...

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado: status y dinero.

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado: status y dinero.

El hombre asustado ocupa un cargo superior mejor remunerado: status y dinero.

viernes, julio 01, 2005

Juego de los errores.

El escritor ha cometido, entre otros, el vicio gramatical de utilizar laísmo (emplear las formas "la" y "las" del pronombre "ella" para el dativo) en alguna de las frases del siguiente texto. Identifíquelos para solucionar el pasatiempo.

Marta llevaba tiempo dormitando por la sed, tenía la boca seca. Semiconsciente, sentía un roce suave y cálido en la piel que la endurecía los pezones, preguntándose por la placentera sensación, lentamente se supuso desnuda entre sábanas, extrañándose entonces de que no se hubiera puesto anoche el pijama. El sonido de las rítmicas respiraciones de Carlos al lado le trajeron los primeros recuerdos del día anterior: el encuentro del metro, el café de la tarde, la puesta al día de sus vidas, la llamada a casa diciendo que por un compromiso hasta el sábado no volvía, el vino de la cena, la charla nostálgica, las copas por la noche, el baile, el tacto, el beso, el coche, el apartamento, el culo de Carlos cabeceando entre sus muslos... "¡Dios!" Pensó abriendo de golpe los ojos. Ya situada suspiró, ahora estaba tomando anticonceptivos para regular el periodo, instintivamente, como quien hizo algo malo, decidió huir de allí. Se incorporó despacio y retiró con delicadeza la ropa de cama que la cubría, al ponerse en pie sintió un leve vahído y pinchazos en la cabeza y en el vientre, localizó el cuarto de baño fácilmente, estaba dentro del dormitorio y tenía la puerta abierta, entró, cerró la puerta sigilosamente, a palpas pulsó el interruptor de la luz, echó el cerrojo, se encorvó sobre el lavabo, abrió la llave del agua fría y bebió con ansia, el frescor colmó sus sentidos, llena, sintió más lacerantes el apremio de los pinchazos en el vientre, levantó la tapa del inodoro y se sentó en la taza a mear largamente, pasada la arrebatadora primera sensación de alivio se percató del ruido que estaba haciendo, por lo que graduó el caudal del chorro de orina, al objeto de minimizar el volumen sonoro que producía la cascada dorada al romper contra el remanso del fondo del retrete, vacía la vejiga, se limpió y tiró de la cadena, deseando que el bullicio no saliera de esas cuatro paredes, esperó a que se rellenara la cisterna para abrir la puerta cuando el aparato sanitario no emitiese ruido, callada la fontanería, apagó la luz y salió sin cerrar, miró hacia el lecho para comprobar que él seguía en sueños a pesar de sus escándalos matinales, Carlos dormía. Se concentró en localizar su vestimenta con la mirada, estaba tirada por el suelo, la fue recogiendo de puntillas, juntándola en el claro del cuarto que lindaba con la puerta de salida, así, de pie frente al durmiente, comenzó a vestirse sigilosamente, se puso las bragas haciendo equilibrios, luego el sujetador y la blusa, con las medias de la mano observó el sueño de Carlos, parecía un niño, apacible, tranquilo, mientras ella se tapaba para marcharse sola contra la mañana, sintió frío, pensó lo terrible que sería ponerse ahora los pantys, los dejó caer, se volvió a quitar el sostén pero por pudor mantuvo lo demás puesto, y de esa guisa se introdujo en el lecho de nuevo, destemplada con la escapada se juntó más a Carlos para recibir su calor, con cuidado de no despertarle se ensortijó a su brazo inerte, cerró los ojos, oliendo su cuerpo y escuchando la circulación de su aliento, así arropada, esperó a que despabilara.

... de MyA