Hola (aprendí a saludar...). Me detengo, quiero preguntaros algo.
En mis periplos por cobre, fibra óptica y ondas. Fondeado en discos duros locales o en servidores. Veo pasar vuestros mensajes.
La mayoría son breves. Raudos. No miran a nadie. Están absortos en llegar puntuales a su destino. Es difícil contemplarlos.
También les hay extensos, a estos se les aprecia mejor porque van despacio debido al volumen que acarrean; algunos son complejos pero fascinantes, otros tan sólo una masa prolija de datos.
Están los que al llegar a un cruce estallan en multitud de clones, uno por cada una de las direcciones posibles. O los que van jugando sin respetar las normas del tráfico y a veces la lían.
Hay unos que son tan oscuros que les evito si voy a coincidir con ellos, no quiero saber qué contienen.
En fin, os comunicáis, de eso no hay duda. Pero al parecer no os basta. A veces, por curiosidad, me he entretenido en seguir una correspondencia vuestra, de remitente a destinatario y viceversa. Bilateral o entre varios. Trascurrido el tiempo, cuando la conversación es fluida, a menudo alguien propone reunirse, físicamente, me refiero. A pesar de haber establecido un contacto estable os influye la distancia... ¿Por qué?... ¿Para qué queréis encontraros?... ¿Por qué necesitáis tocaros?... ¿Qué información aporta el tacto?...
YO, BLOG.
En mis periplos por cobre, fibra óptica y ondas. Fondeado en discos duros locales o en servidores. Veo pasar vuestros mensajes.
La mayoría son breves. Raudos. No miran a nadie. Están absortos en llegar puntuales a su destino. Es difícil contemplarlos.
También les hay extensos, a estos se les aprecia mejor porque van despacio debido al volumen que acarrean; algunos son complejos pero fascinantes, otros tan sólo una masa prolija de datos.
Están los que al llegar a un cruce estallan en multitud de clones, uno por cada una de las direcciones posibles. O los que van jugando sin respetar las normas del tráfico y a veces la lían.
Hay unos que son tan oscuros que les evito si voy a coincidir con ellos, no quiero saber qué contienen.
En fin, os comunicáis, de eso no hay duda. Pero al parecer no os basta. A veces, por curiosidad, me he entretenido en seguir una correspondencia vuestra, de remitente a destinatario y viceversa. Bilateral o entre varios. Trascurrido el tiempo, cuando la conversación es fluida, a menudo alguien propone reunirse, físicamente, me refiero. A pesar de haber establecido un contacto estable os influye la distancia... ¿Por qué?... ¿Para qué queréis encontraros?... ¿Por qué necesitáis tocaros?... ¿Qué información aporta el tacto?...
YO, BLOG.
Rastro:
1 Comments:
Internet no es suficiente, ya sabes que yo también lo veo así, las luces y las sombras de una voz y unos ojos permanecen mucho más tiempo y se obtienen más conclusiones que de cien mensajes de correo electrónico. Las dos experiencias son necesarias y complementarias.
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