martes, septiembre 06, 2005

Reality show: "La nit del foc"

Cada cerdo tiene su San Martín. Cada trasto viejo su noche de San Juan.

Ventilo bien las estancias para sacar el olor a rancio. A la puerta erijo una pira de recuerdos, comodidades, manías, seguridades, experiencias... Que he sacado de dentro.

Todo. Los ardides descubiertos a fuerza de marear la perdiz, tan sencillos como útiles, que tan bien te hacen quedar en un momento dado. Mi especial relación con fulano, que tanto ayudaba a agilizar la resolución de ciertos temas. El buen predicamento ganado con esfuerzo. La autosuficiencia con la que se habla y la tranquilidad con la que se opina. Simpatías y aversiones... Todo. Todo va a la hoguera.

Prendo... Qué bien arde la madera seca... Doy media vuelta, entro en casa cerrando tras de mi la puerta. Recorro las habitaciones: paramentos lindos y morondos.

Como mandan los cánones, del rosal podado asoman únicamente tres ramitas imprescindibles, bastante, dicen, para afrontar las heladas del invierno y prorrumpir en renuevos cuando la primavera se lo sugiera... Porque... ¿Siempre llega el susurro de la primavera?... El miedo me hace una mueca fea. Sacudo la cabeza. Pasa. Ahora la sensación de vértigo embriaga, da gusto ponerse ropa nueva después del baño.

Es igual. Ya está hecho. En contra de lo que digan los gurús, así es como tiró para delante la especie: ¡A la mierda con el Know-how! Empiezo de nuevo.

3 Comments:

At lunes, septiembre 12, 2005 2:00:00 p. m., Blogger GVG said...

No sé si habrá mucha nostalgia en empezar de nuevo, pero también debe ser una gozada tal como cuentas, poder quemar todo lo que uno tenía que cumplir cuando estaba atado a un determinado status. No sé si habrá producido mucho placer compañero.

 
At miércoles, septiembre 14, 2005 3:45:00 p. m., Blogger Fernando Díaz said...

Una pequeña curiosidad malsana, ¿Es solo ficción?

 
At jueves, septiembre 22, 2005 9:13:00 a. m., Blogger Juan Carlos said...

Tiene la mezcla perfecta de un buen gin-tonic. Empezar y no tirar a la basura a los cuatro días la sana incertidumbre, renovar los compromisos libremente asumidos con la frecuencia de un corazón espabilado.

 

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