martes, noviembre 01, 2005

Violencia doméstica

A veces me pregunto cómo habría sido mi vida si no te hubiera conocido.

Echo la vista atrás y veo el día que estaba repasando para el examen final, a últimos de la educación general básica. Sobre un manual de pastas flexibles color azul cielo, alargado, con una filigrana geométrica blanca en la cubierta; editorial Anaya, creo. Reciclando el subrayado de mi hermano mayor, estudiaba los movimientos literarios: de la jarcha mozárabe al siglo XX. El contenido se estructuraba mostrando, tras la doctrina, un breve pasaje de alguna de las obras citadas. Me emocioné. Tal fue, que procuraba pasar rápido por la teoría para llegar antes al siguiente ejemplo.

Desde ese día estoy contigo. He madurado contigo. O gracias a ti. No sé. Imagino que de todo ha habido. En todo caso aquí estamos: a medio camino de todos los destinos. Hemos tenido nuestras cosas, claro, temporadas de estar pegados y temporadas de no vernos.

En fin... Oye... Tengo que decirte algo...

Sí. Otra vez con lo mismo... Pero es que es verdad. Es que tengo una vida, en la que, aunque te parezca increíble, tú no eres el centro. Tengo trabajo. Tengo necesidades. Tengo afectos. Tengo que atenderlos. Y más a ellos que a ti... Ya sé que no te gusta escuchar esto... Cómo no encontremos una forma de llevar esto vamos a tener que dejarlo...

¡Ea!... Escenitas no, por favor... Venga, no llores... ¿Ves?... Así mejor... Qué estás haciendo...


(En ese momento te desnudas ante mi con una zorrería inmensa. Muestras el cuerpo decrépito: los dientes carcomidos, la piel cuarteada, las tetas por los suelos, el coño emponzoñado... Harto, te encaro, vieja puta, dispuesto a formar una borrasca de densos nubarrones rojos con la evaporación del mar de sangre que te saque a hostias del pellejo. Mientras avanzo homicida te sostengo la mirada... ¡Caray!... No entiendo cómo puedes mirar así. Vírgenes augurios se te derraman por los ojos. Con lo trajinada que estás: de nuevo me desbarata tu misterio. Y en vez de desembarcar en armas, rompo suavemente contra ti, ya en carne pura... El hedor que desprenden los humores me embriaga y me pervierte... Allá voy cariño... A bailar contigo... A reírme de la muerte... A darte lo que tengo... A joderte.)

2 Comments:

At viernes, noviembre 04, 2005 6:30:00 p. m., Blogger Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas said...

Si es cierto lo que he entendido del texto das una visión diferente de los maltratos: ¿es cierto? Dentro del maltratador, su confusión... su realidad travestida y deformada...

 
At jueves, abril 12, 2007 8:32:00 a. m., Blogger El Bosco said...

No sé si es una versión diferente, pero eres duro (a), mucho

 

Publicar un comentario

<< Home