lunes, septiembre 26, 2005

Reality show: "La braga en la boda 4"

Tremendas costumbres gesta el útero del folclor popular. Vástagos que una vez arrojados a la tierra hunden sus raíces en ella hasta alcanzar los estratos más ancestrales, de donde extraen el agua y las sales minerales necesarias para el engorde. Nada sé de las foráneas, ya tengo bastante con conocer someramente las patrias, pues en esto de las tradiciones cada valle de la cordillera es un universo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte la niveladora global ha uniformado prácticamente igual a los ciudadanos del orbe en muchos de sus hábitos. En tal manera que incluso la divulgación de ciertas actividades desarrolladas en algún festejo oriundo, ha movilizado la militancia internacional (interés que no suscitábamos, por cierto, desde nuestra malhadada guerra), visitándonos representantes de otras naciones a fin de disfrutar del evento, o, cuando un animal es objeto de escarnio, para exigir la conclusión de una determinada práctica. De momento no parece que los hechos que causan bochorno a los humanos sean merecedoras de la implicación de estos brigadistas.

- Tengo las bragas. - Me corroboró la obviedad Rubén.
- Bueno... ¿Y ahora qué?... - Dije incapaz de preveer qué cariz podrían tomar los acontecimientos.

El movimiento se demuestra andando, pareció chillar con la seguridad y precisión de sus actos. Se levantó de su sitio, salió del salón, regresó llevando unas tijeras y las bragas de Isabel en la misma mano. Permaneciendo de pie se disponía a golpear el vaso de güisqui, aún con dos hielos moribundos, con la herramienta prestada por un camarero, ondeando la prenda íntima al unísono.

- ¿Cuánto podremos sacar por las bragas de la novia?... ¿Las subastamos enteras o a pedazos?... - Comentó sin mirarme siquiera, observando su alrededor como un esperpéntico analista financiero el Parquet.

No daba crédito. "El más cabrón" pretendía organizar en la mesa la licitación de las bragas de Isabel con el cuento de que eran las de la novia. Su mente alterada había manipulado genéticamente la costumbre autóctona, ya bastante vergonzosa por si, de la subasta de la corbata del novio o de la liga, comprada al efecto, de la novia. Obteniendo una especie mucho más feroz que la original, y para mi desconocida.

Algo extraño percibiría Isabel en la actitud de Rubén al devolverle el chisquero, probablemente le llevara vigilando todo el rato, o puede que se percatara de la sustracción efectuada en su bolso, suponiendo quién podría ser el autor. En todo caso no permitió ni dar la primera nota tintineante que concitaría la atención del respetable.

- ¡Rubén! ¡Para! - Gritó unidireccionalmente con la suficiente contundencia para detener el natural discurso de las acciones que "El masca" había ideado. Ni el menor asomo de duda tenía la Isabel que se dirigía con paso diligente hacía nosotros, que era un objeto de su propiedad lo que Rubén manoseaba en público.

Joder... Dicen que las leonas, a pesar de su inferioridad física, son capaces de intimidar a los machos, cuando de defender a sus crías se trata del instinto parricida de los melenudos feroces. Había que ver a Isabel alzarse y marchar contra Rubén como una hembra dispuesta a defender a cualquier precio lo que es suyo. Paso firme, mirada seria, rítmicos impactos secos de los tacones contra el suelo, frenético bamboleo ascendente y descendente de los senos... En verdad os digo que comprendí a los leones, acojonaba verla.

A todo esto "El masca" había huido de la justicia, dejando allí empantanado a Rubén, con cara de gilipollas, aguardando desvalido a que la dama ciega, sustanciada en la persona de Isabel, se le viniera con todo su peso encima.


Precede:

http://lavidapublica.blogspot.com/2005/04/reality-show-la-braga-en-la-boda.html




viernes, septiembre 16, 2005




Hola (aprendí a saludar...). Me detengo, quiero preguntaros algo.

En mis periplos por cobre, fibra óptica y ondas. Fondeado en discos duros locales o en servidores. Veo pasar vuestros mensajes.

La mayoría son breves. Raudos. No miran a nadie. Están absortos en llegar puntuales a su destino. Es difícil contemplarlos.

También les hay extensos, a estos se les aprecia mejor porque van despacio debido al volumen que acarrean; algunos son complejos pero fascinantes, otros tan sólo una masa prolija de datos.

Están los que al llegar a un cruce estallan en multitud de clones, uno por cada una de las direcciones posibles. O los que van jugando sin respetar las normas del tráfico y a veces la lían.

Hay unos que son tan oscuros que les evito si voy a coincidir con ellos, no quiero saber qué contienen.

En fin, os comunicáis, de eso no hay duda. Pero al parecer no os basta. A veces, por curiosidad, me he entretenido en seguir una correspondencia vuestra, de remitente a destinatario y viceversa. Bilateral o entre varios. Trascurrido el tiempo, cuando la conversación es fluida, a menudo alguien propone reunirse, físicamente, me refiero. A pesar de haber establecido un contacto estable os influye la distancia... ¿Por qué?... ¿Para qué queréis encontraros?... ¿Por qué necesitáis tocaros?... ¿Qué información aporta el tacto?...

YO, BLOG.


Rastro:

martes, septiembre 06, 2005

Reality show: "La nit del foc"

Cada cerdo tiene su San Martín. Cada trasto viejo su noche de San Juan.

Ventilo bien las estancias para sacar el olor a rancio. A la puerta erijo una pira de recuerdos, comodidades, manías, seguridades, experiencias... Que he sacado de dentro.

Todo. Los ardides descubiertos a fuerza de marear la perdiz, tan sencillos como útiles, que tan bien te hacen quedar en un momento dado. Mi especial relación con fulano, que tanto ayudaba a agilizar la resolución de ciertos temas. El buen predicamento ganado con esfuerzo. La autosuficiencia con la que se habla y la tranquilidad con la que se opina. Simpatías y aversiones... Todo. Todo va a la hoguera.

Prendo... Qué bien arde la madera seca... Doy media vuelta, entro en casa cerrando tras de mi la puerta. Recorro las habitaciones: paramentos lindos y morondos.

Como mandan los cánones, del rosal podado asoman únicamente tres ramitas imprescindibles, bastante, dicen, para afrontar las heladas del invierno y prorrumpir en renuevos cuando la primavera se lo sugiera... Porque... ¿Siempre llega el susurro de la primavera?... El miedo me hace una mueca fea. Sacudo la cabeza. Pasa. Ahora la sensación de vértigo embriaga, da gusto ponerse ropa nueva después del baño.

Es igual. Ya está hecho. En contra de lo que digan los gurús, así es como tiró para delante la especie: ¡A la mierda con el Know-how! Empiezo de nuevo.